Vivo en una democasa (Cuento + cómic)

Buenos días a todos. Mi nombre es Urnito. Soy un niño normal de doce años que ha decidido escribir sobre sus vivencias.
Bien, tengo un padre y una madre, cosa que no es muy normal hoy en día, pero de eso ya escribiré en otra ocasión que si no me lío. Mi padre se llama José, pero todo el mundo le llama Pepe. Trabaja en un banco y siempre lleva trajes de color azul.
Mi madre se llama Rosa, trabaja en un… sindicato, me parece que lo llaman así, gana el doble que mi padre y siempre lleva vestidos rojos.
Y ahora os cuento un secreto: desde hace poco tengo una novia que se llama Lici. Tiene once años, es guapísima y muy lista. Nos gusta ir de la mano al cole y hablar de muchas cosas. La voy a echar de menos, porque ya ha llegado el verano y nos iremos de vacaciones. No sé cuándo la voy a volver a ver.

Urnito

Hablando de vacaciones, el otro día al llegar a casa, vi a mis padres discutiendo, como siempre hacen. Nos sentamos alrededor de la mesa y me contaron que había que elegir dónde nos íbamos de vacaciones.
Mi padre votó por ir a la playa, y mi madre elegía ir a la montaña. 
Yo, después de pensarlo, les dije que me gustaría ir al pueblo a casa de mis abuelos, porque allí era feliz.
Ellos me contestaron que esa no era una opción a contemplar.

La elección debía ser entre playa y montaña, y que no protestara, que era muy afortunado de vivir en una familia demócrata y poder elegir.
Yo no quería ninguna de las dos cosas, me aburren mucho y no conozco allí a nadie. Aún así, contento por poder votar mis vacaciones cosa que no ocurre en todas las casas, voté por la montaña pensando que sería lo menos malo.
Pasaría mucho menos calor, ya que las montañas están en el norte, ¿no?.
Y así me fui contento y satisfecho a dormir.

urnito

Había tenido la suerte de decidir las vacaciones de la familia, lo había hecho de forma inteligente, cabal y sensata pensando en el bien de todos los de la casa. Estaba orgulloso de mí.
Por la noche, me dieron muchas ganas de hacer pis y me levanté en silencio.
Al pasar por delante de la habitación de mis padres les pude ver en la cama muy juntitos. Hablaban en susurros, se estaban poniendo de acuerdo sobre las vacaciones. Entre beso y beso negociaban.

Al final decidieron ir a la playa, sí, a una playa, pero tenía una zona montañosa a unos cincuenta kilómetros y podríamos ir algunos días de ruta. 
Yo me fui a la cama, estaba asombrado, no sabía realmente qué pensar.
Sí, por un lado, tenía suerte de vivir en una casa con democracia en la que podía elegir mis vacaciones y aunque ninguno de los destinos me gustaba decidí el menos malo.
Por otro lado, seguro que si decía algo me dirían que era lo que yo voté ya que la montaña estaba muy cerca. Así que me dormí con la sensación de que había algo que no funcionaba bien, que las cosas no deberían ser así, y que tenía que llamar a mis abuelos para decirles que a ver si para el verano que viene en las próximas votaciones tenía más suerte.

Texto: Luis Ortega
Viñetas: Sergio Peral

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