Hola, buenos días, soy Urnito.

La verdad…. No sé porqué os hablo, porqué os cuento nada… No tengo ninguna gana.

Han pasado ya bastantes días y sigo castigado. No puedo salir a la calle, no puedo ver a Lici, no puedo ver la tele, no puedo hacer nada!
A mis padres les conté porqué no hice los deberes y cómo ocurrió todo y aunque ellos me creen y no hacen caso de las mentiras que han dicho de nosotros no me levantan el castigo. Dicen que me he portado mal, que teniendo la suerte de poder elegir entre dos delegados he ido en contra de toda la clase y de las normas.

Todos los de clase me miran como si fuera el bicho raro. Cuando me junto con alguno intento hacerle ver el error en el que está y poco a poco nadie juega ya conmigo. Nos hemos quedado Mari Pili y yo solos.
¿Queréis saber cuáles han sido los resultados? Venga, os lo cuento.
No sé a qué trato habrán llegado el tutor, Pedrín y Carlitos, lo que si sé es que han readmitido a Carlitos en el colegio y no sólo eso…. Su expediente está totalmente limpio como si nunca hubiera hecho nada. Nadie parece recordar que le echaron porque intentó quemar el colegio!! Y es más, mientras que nosotros tenemos veinte minutos de recreo el tiene una hora.
Al ser readmitido en el cole le pidieron que votara al delegado y él votó a Pedrín.
A Pedrín por ser delegado le dejan saltarse algunas clases para ir a la biblioteca a usar el ordenador. También puede entrar en los baños de los profesores y ponerse el primero en la fila del comedor por lo que elige lo mejor que pongan.
El tutor, como por arte de magia, tiene una cafetera y un ordenador nuevos en su despacho y alguien le ha visto también con un móvil nuevo.
¿Y nosotros? ¿Y la clase?
Las clases parecen seguir como siempre, parecen normales, y ese es el problema… todo sigue casi igual. Tenemos que tomar apuntes porque la fotocopiadora no funciona. En el laboratorio más apuntes porque no hay material para experimentos. En audiovisuales más apuntes porque el vídeo no funciona y la clase de educación física la hacemos en el patio porque el gimnasio tiene el suelo mal. Todo como siempre.
Y para colmo en el recreo tenemos que aguantar a Carlitos. Todos los días le quita el bocadillo a alguien y cuando le apetece nos quita el balón para hacerse el gracioso. Y no le dicen nada!!!

Y mientras todo esto pasa yo sigo castigado y la clase como si no ocurriera nada. ¿Pero es que no se dan cuenta? Qué tiene que pasar para que hagan algo?
De verdad que no sé porqué he hecho que me castiguen por ellos, si lo llego a saber…
Yo sacaba muy buenas notas y me portaba bien y he pasado a ser el raro, el malo y el castigado. No lo merezco y mis compañeros no merecen que lo hiciera por ellos. Me dan ganas de mandarles a todos a la porra pero….

Lici estuvo hablando conmigo, ella tiene experiencia en estas cosas. Me dijo que tengo que tener paciencia y calmarme. Que no puedo esperar un año entero para cambiar las cosas porque volvería a pasar lo mismo. Que debo estar vigilando y ser muy pesado para que cada vez que ocurra algo intentar hacer ver a mis compañeros que en parte fue culpa de ellos por votar a un delegado o por no hacer nada. Cómo por ejemplo el otro día que Carlitos rompió el cristal de una ventana y quedó toda la clase castigada menos él que se fue a su casa. Lici me ha dicho que así, al año que viene, en vez de ser dos puede que seamos muchos más.

Yo no sé qué haré. No sé si merecen la pena el esfuerzo. De hecho no sé si volveré a escribiros…
Ya os iré contando, o no, no sé.

Texto: Luis Ortega Rodríguez