Hola, buenos días, soy Urnito.

Estamos metidos de lleno en octubre, llenos de trabajos y comenzando con algunos exámenes. Los días se acortan a toda prisa. A mucha gente esto le pone triste y no me extraña. Es terminar las extraescolares y ya casi es de noche con lo que no me dejan estar en la calle. He de volver directo a casa aunque pasen mil años hasta que llegan mis padres a los que casi ni veo. Aún así me gusta la «tristeza» del otoño, tiene algo muy bonito en el fondo.

Esta semana ha sido muy intensa. Todos los recreos y ratos libres los he dedicado a hablar con los compis de clase y os cuento el porqué.
Resulta que Mari Pili se ha estado informando… En la clase somos treinta y sólo han votado para delegado de clase doce!! Echando cuentas resulta que dieciocho de clase han hecho lo que Lici llama abstención.

Hemos estado hablando con todos, uno a uno. De esos dieciocho cuatro no han votado porque les daba igual el tema pero los otros catorce pensaban como yo, que no valdría para nada porque gane quien gane la clase pierde o porque no pueden votar a quien ellos piensan que lo haría bien.
Catorce son más que doce… ¿podría ser útil el activarse que decía Lici? ¿Serviría para algo?
Primero estuvimos pensando Mari Pili y yo qué podríamos hacer. Se nos ocurrió algo muy fuerte. No hacer los deberes ni los exámenes hasta poder elegir de verdad un delegado. Si lo hacíamos la mitad de la clase, los catorce, podría funcionar…

Entonces ocurrió el desastre. No sé si será casualidad o lo hicieron aposta pero el de gimnasia organizó una liguilla de fútbol pero sólo para los buenos estudiantes que no estuvieran castigados.
De los catorce que íbamos a ser nos quedamos sólo cinco. Muy pocos, lo sé, pero aún así lo íbamos a intentar. Lo más seguro es que no logremos nada más que estar castigados pero puede que al vernos otros compis e incluso otras clases se unan a nosotros….
Ojalá!!

Ya os contaré lo que vaya pasando.

Texto: Luis Ortega Rodríguez