Lici y la igualdad (cuento)

LICI Y LA IGUALDAD

Hola chicos, muy buenos días, soy Lici.

Parece que de momento vais a tener que aguantarme y la verdad es que no sé muy bien qué contaros. Yo soy más de actuar que de hablar.
Por ejemplo, las fuentes de agua que hay en el patio no funcionan. Se lo hemos dicho al delegado de clase, al tutor y al director y pasan las semanas y no hacen nada. Pues ayer le apareció al director el coche envuelto en papel higiénico en el que ponía «No hay agua en el patio». Quién habrá sido? 🙂

Si, sé que sólo con eso no se logra nada pero tengo pensadas un montón de cosas hasta que se aburra y lo arregle. De entrada, Mari Pili, ya tiene un editorial para la revista que hace que será incendiario. No pensamos dejarle vivir en paz!!

Ya cambiaron la hora y estamos en noviembre. Dentro de nada ya es navidad, qué pereza!
Por lo demás las cosas siguen más o menos como siempre. Los raros de clase, tan tontos como suelen ser, se creen todas las cosas que les cuentan. Por ejemplo, he mirado el calendario de clase y ponía que teníamos una excursión al zoo y ¿sabéis lo que ha pasado? Sí, por arte de magia nos han puesto otro campeonato de fútbol. Nunca cumplen con el calendario escolar cuando les cuesta dinero y ni a mis compañeros ni al AMPA parece importarles. Tengo que pensar en cómo hacerlo notar.

Eso sí, las charlas continúan.
Esta semana nos ha tocado una de lo que llaman «igualdad». Vino una señora a convencer a la clase de que los chicos tratan fatal a las chicas, de que todos somos iguales y de que las chicas podemos hacer lo que queramos sin que nadie nos moleste. ¿Os podéis creer que a ninguno de mis compañeros les parecía raro todo esto?
Lo primero es que los chicos a mí me tratan normal. Ni mejor ni peor que a otros chicos. Por supuesto tampoco pienso que seamos iguales. Yo soy bastante más lista y más fuerte que la mayoría de ellos. Me gusta estar con ellos y jugar al fútbol para ayudarles ya sea con la táctica o con los entrenamientos.

Creo que a nuestra manera todos somos diferentes. De hecho yo trato a cada persona de una manera sin pensar si es chico o chica.
Pienso que lo que de verdad importa es que siendo todos diferentes tengamos las mismas cosas como la media hora de recreo o el número de libros que puedes coger en la biblioteca.

¿Os podéis creer que han expulsado a Jorgito una semana porque la bruja de Irene ha dicho que le levantó la falda? Yo estaba allí y lo que ocurrió es que Jorgito no le quiso dar los apuntes pero no se han molestado en preguntar a nadie.
¿Nos estamos volviendo locos?

Bueno, gentucilla, espero que vosotros seáis «diferentes».
Nos vemos pronto.

Texto: Luis Ortega Rodríguez

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