Hola, buenos días, soy Urnito.

Qué lejos parece el verano, ¿verdad? Vivir sin preocupaciones ni problemas. Sólo pensando a qué jugar con los amigos, en esquivar al primo Arnie o en cuántas horas faltan para que termine de hacer la digestión y me pueda bañar… Lo echo de menos aunque el frío parece que no termina de llegar. ¿Qué raro, no?
Debería estar feliz porque es puente, unas mini vacaciones, pero no lo estoy mucho. Para mí no es puente, estoy castigado. Os cuento…

No nos parecía justo el no poder elegir al candidato a delegado que se podía votar en clase. Cómo éramos más de la mitad de la clase los que pensábamos así decidimos no hacer los deberes ni los exámenes hasta que pudiéramos votar al que nos gustaba.
La idea era buena si los 14 nos hubiéramos mantenido juntos. No podían expulsar a más de la mitad de clase o castigarnos. Y menos por algo que era justo. ¿Qué iban a decir los padres?
Pero sacaron una liguilla de fútbol para «buenos estudiantes» y nos quedamos en 5.
La cosa se ponía difícil.

Nos reunió el director y con amenazas de gravísimos castigos nos quedamos en dos, Mari Pili y yo.
Había ganado el colegio.

Sólo tuvieron que llamar a nuestros padres informando de que no hacíamos los trabajos y de que éramos unos gamberros y muy mala influencia para los compañeros. Aunque fuese mentira se lo creyó todo el mundo. Todos los padres e incluso muchos de clase nos dieron de lado.
Y en casa… En casa fue la gran bronca entre mis padres. Mis padres son algo raros y os explico porqué. Se casaron en el año 78, creo. Siempre están discutiendo y gritando entre ellos. Parece que se odian y que se van a divorciar pero yo les conozco bien. Sólo se gritan cuando alguien les ve. Cuando creen que están solos se ponen de acuerdo y negocian todo sin problema. No sé porqué pero así son ellos. Lo mismo se piensan que soy tonto y no me entero.

Pues esta fue una de las broncas más grandes que han tenido. Lo alucinante es que discutían para ver cuál de los dos me ponía el castigo. Estaba claro que ganara el que ganase yo iba a perder porque si o si me iban a castigar.
En cuanto me fui y les dejé solos se pusieron de acuerdo. Fue peor de lo que pensaba, me iban a castigar los dos.
Y aquí estoy. Es puente y yo encerrado en mi habitación estudiando….
Y no dejo de pensar en cómo he terminado así… Estaba claro, éramos más e íbamos a ganar. ¿Tan poco les importa a mis compis lo que vaya a ocurrir durante todo el año? ¿Tan importante eran esos partidos de fútbol? No van a poder ver ni un documental ni trastear en el laboratorio… y ¿no son capaces de verlo?

En fin, no sé, ya os contaré lo que pase.

Texto: Luis Ortega Rodríguez