Hola, buenas tardes, soy Urnito.

Estoy triste, muy triste. Las vacaciones se están terminando. Al final me lo estaba pasando bien porque he hecho amigos. Estoy todo el día fuera de casa ya que con mi primo Arni no se puede estar. Siempre tiene la razón en todo y me quita los juguetes y la merienda. Yo no puedo decir nada porque mis padres han pactado con mis tíos que se queda en casa estos días.
Además no me apetece nada volver al cole. Levantarme temprano y hacer deberes… ¡qué pereza! Lo único es que volveré a ver a Lici. Tengo muchas cosas que contarla.

Pero bueno, lo que os contaba, con mis amigos me lo paso muy bien y hablamos de muchas cosas. Damos paseos por la playa y por la zona antigua del pueblo además de jugar a la pelota y al escondite.
Mi favorito es mi amigo Fidel. Es de otro país, tiene la piel más oscura que yo y habla raro pero es muy genial. Creo que su familia lo pasó fatal en su país y ahora están mejor aunque no bien del todo. Más o menos como nosotros.

El otro día hablando de lo poco que queda de vacas le conté como se decidió en mi casa el destino de este viaje y lo que me enfadaba al pensar que mi opinión y mi voto no lo habían tenido en cuenta. Él me contestó como un poco enfadado que no podía quejarme. Yo vivía en una democasa donde podía votar y expresar mi opinión mientras él vivía en una dictocasa. A él lo habían metido en un coche sin decirle nada y apareció en la playa sin saber cuántos días iba a estar ni los planes. Mi amigo quería ir a ver a sus abuelos y por culpa de la dictocasa estaba en una playa que no le gustaba nada…
Yo dejé ahí la conversación pero mi cabeza no deja de darle vueltas… sí, estoy contento con mi democasa… he votado pero… estoy en una playa que no me gusta nada.
Sé que mi casa respeta la opinión y el voto de todos pero me da la sensación de que en el fondo hay poca diferencia… no sé, es un jaleo.
Ya os contaré lo que pase, seguro que pronto desde mi ciudad.

Texto: Luis Ortega / Imágenes: Sergio Peral