Los gruñones (cuento)

«Los gruñones»

Hola, buenos días, soy Urnito.

Ya llevamos dos semanas de cole. Dos semanas de frío, lluvia y deberes. Los Reyes parecen tan lejos… Los días van creciendo poco a poco pero no se nota todavía. Se hace de noche super pronto. Todo es ir al cole y volver rápido a casa. Ojalá este finde hagamos algo interesante. Estoy muy aburrido.

Las cosas en el cole no ayudan. Ya es aburrido hasta el patio. Estoy intentando juntar a un grupo de compis para que sea más fácil convencer al colegio de algunas cosas que serán mejores para todos y más justas. Claro, esto debería ser tarea del delegado de clase pero como fue puesto a dedo por el colegio no nos sirve para nada. Lici y yo hemos pensado que si juntamos un grupo bastante grande no podrán evitar escucharnos. Y si es enorme lo mismo no les quedaría más remedio que hacernos caso. Pero es difícil, muy difícil.

De verdad, no sé qué le pasa a la gente. No se unen ni para jugar al fútbol. Están todos enfadados con todos. Parecen estar a la que salta y con ganas de pelea.
Hay que andar con muchísimo cuidado de lo que dices y a quien porque digas lo que digas siempre salta alguien gruñendo y enfadado.

Mi madre me llama cariño, mi padre hombretón y Lici guapo. Y algunos de clase me llaman cabezón. Si, tengo la cabeza grande pero no me importa ni les hago caso ya que la uso mejor que ellos. Si me interesa contesto y si no sigo tan feliz a lo mío. No me enfado sólo por palabras porque ¡NO PASA NADA!

No podemos usar ninguno de los motes que se pusieron porque se monta un lío tremendo y terminas en el despacho del director.
Se acabó aquello de gafi para el gafotas o piraña para el gordito. Ya no más lo de empollón o el orejas.
Y si es a una chica olvídate hasta de mirarla. El otro día casi expulsan del cole una semana a Pedrito por decirle a Juanita que le parecía muy guapa.

¿Qué le pasa a la gente? ¿Por qué les sienta todo mal? Las palabras sólo hacen daño si la persona que las escucha quiere que se lo hagan.
Yo soy el cabezón y no pasa nada!!

De verdad… Así no hay quién pueda hacer nada. No se puede juntar un grupo grande ni pequeño. Con la gente enfadica será imposible unirse para conseguir algo. Me aburren los gruñones.

Sentido común que dice mi abuela.

En fin… Ya os iré contando.

Texto: Luis Ortega Rodríguez

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