«Todos» dicen que votes

Mentes “bien intencionadas y bien pensantes” recomiendan posturas diversas para las próximas votaciones.

Casi todos coinciden en una cosa “hay que ir a votar”.

Ante exista evidencia de que en la política hay una serie de temas talismán, que producen el aplauso fácil del público entregado a una ideología, y una serie de temas tabú, que no se pueden ni tocar salvo que se quiera correr el riesgo de pasar al ostracismo y la muerte social.

Aunque se emplee el recurso fácil a prefijos como “ultra” a los distintos adjetivos, para evitar argumentar con datos y razones. Entre la fauna política encontramos ultras entre los capitalistas, izquierdas, conservadores, nacionalistas, radicales … da lo mismo. En el fondo es parte de la táctica de intentar demonizar al adversario político o cultural sin mayores argumentos, pero tanto acudir a ese tipo de artimañas empieza a dar risa y a no tener el efecto deseado por quienes lo lanzan más que entre los propios adeptos a la causa.

Aunque el pueblo español sea rico en cultura, tradiciones, modos de vivir y de ver la vida, pero no se evidencie esa realidad entre los colores políticos del panorama electoral.

La sexta

Tal vez por la herencia de tantos años en el que este pueblo pasó de “confiar” en un Jefe de Gobierno, que llevaba a gala decir “yo no me meto en política”, a delegar en Jefes de Partidos que se ocuparían como salvadores patrios del bienestar de todos.
Aún está por despertar el compromiso político y la acción política de los españoles que de verdad quieren representar a sus conciudadanos y no medrar en el mundo del poder.
Durante los últimos 45 años nos han hecho creer que participar en política era meterse en un partido político, crear uno nuevo, o ir a votar. También durante 45 años nos han hecho creer que vivimos en una democracia homologable a las de nuestro entorno.

Las mentes, acríticas pero criticonas, de los españoles se han creído ambos mantras repetidos, por tierra mar y aire, a todas horas y todos los días durante casi nueve lustros ya.

Cada proceso electoral se presenta como si hubiese una oportunidad de un “cambio”, palabra que aparece en lemas electorales de todos los partidos a lo largo de este tiempo desde Felipe González hasta Macarena Olona.

La realidad tozuda es que en gane el partido que gane en cada proceso de votaciones nada sustancial cambia que afecte al conjunto de los españoles.
Los programas electorales seguirán siendo sólo papel mojado que cada día se reduce más a eslóganes, porque ya no merece la pena ni publicarlos en la web de los partidos.
La propaganda de las promesas electorales seguirán sin cumplirse, cuyo incumplimiento está avalado ya hasta por sentencia judicial.

La libertad de expresión quedará reducida únicamente a lo políticamente correcto y la educación limitada a lo que las instituciones del estado determinen en cada momento, como conocedoras y garantes de la nueva “ciencia del bien y del mal”. La historia de un pueblo milenario se reescribirá dependiendo del partido de turno en el gobierno por cuatro años, o de los “intelectuales” subvencionados que publican en los medios subvencionados también. ¡Por supuesto! Será utilizada como arma política para polarizar.

canditados

Los bien intencionados nos dirán que podemos seguir soñando y alimentando sueños y deseos de vergeles, pero si no hay un buen sistema de riego sólo un milagro hará florecer la desertificación que avanza hasta convertir España en un erial. Por mucho que soñemos la fontanería de este sistema de riego se alimenta con las aguas de la corrupción, la mentira y el engaño. Quienes se meten en él con la buena voluntad de reformarlo suelen sucumbir ante sus seducciones, son arrinconados como bichos exóticos que se lucen para tener votos, o son expulsados como apestados.

¿Cuál es la solución? Pues no queda otra que trabajar junto a otros por un cambio de sistema, voten o no voten y lo hagan por un partido o por otro.

Un sistema en el que:

  • Se pueda obligar a los políticos a cumplir sus promesas con mecanismos eficaces.
  • El mandatario – elegido – deba rendir cuentas a su mandante – elector, todo lo contrario de lo que ocurre ahora que el elegido sólo tiene que obedecer las órdenes del jefe de partido.
  • La separación de los poderes ejecutivo y legislativo esté garantizada desde su origen por elecciones separadas.
  • Los políticos no puedan meter mano en el poder judicial y sea realmente independiente.


Sólo eso, una Democracia, en el que la “kracia” la tenga el “demos” y no los jefes de los partidos.

presidentes

Entonces sí se puede soñar con que el voto puede ser eficaz para producir cambios políticos que interesan al ciudadano. ¿Pero ahora? Ahora sólo habrá cambios que interesen a los propios políticos para obtener el poder o para mantenerse en él.

Estos 45 años son la prueba de que es más fácil dominar y modelar a un pueblo en el que mandan unos pocos, aunque sea turnándose, que no dominar a un pueblo que elige verdaderos representantes teniendo en cuenta su historia, su cultura, su religión, sus intereses …

Como todas las votaciones anteriores, las del 23J cambiarán poco el panorama, pero tras ellas muchos seguiremos trabajando por dejar un mundo mejor a nuestros hijos y nietos. Cada día más españoles estaremos comprometidos con una acción que tenga como finalidad trabajar por la liberad de elegir, y ser elegidos, a quienes tienen que hacer las leyes, que nos obligan a todos, y a quienes estén encargados de hacerlas cumplir.

José Manuel Vidal

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Comentarios

Una respuesta a ««Todos» dicen que votes»

  1. Avatar de JJ
    JJ

    Extraordinario y clarificador artículo. Enhorabuena 👏

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