Últimamente leí un artículo en el que afirmaba «solo si recuperamos la verdad para la política, empezaremos a resolver las crisis acumuladas que nos ahogan». Desde mi punto de vista esa afirmación tiene más razón que un santo.
Tras esa afirmación la revista animaba a sus lectores diciendo «hay que exigir verdad, eficacia y eficiencia. Y un testimonio colectivo surgido de la sociedad civil que dé testimonio de ello más allá de la pugna partidista», también a esta afirmación no tengo más remedio que otorgarle toda la razón.
¿Qué es la verdad? Preguntó escéptico Pilato ante una persona a la que podía condenar o salvar, pregunta que firmarían tantos contemporáneos nuestros… Para el gobernador la única verdad, como demostrarán los hechos posteriores, es la de conservar el poder a cualquier precio, incluso al precio de una condena injusta y el derramamiento de sangre inocente.
De momento sólo nos ningunean a quienes denunciamos las mentiras y la farsa del sistema político que, votación tras votación, entretiene a al personal haciéndole creer que decide algo para luego obtener el poder con sus habituales componendas.
Algunos más osados, estómagos agradecidos de un poder del que dependen por afinidades ideológicas o prebendas económicas o sociales, se atreven a difamar, calumniar o ironizar con las personas que día sí día también explican con argumentos en qué se basan para denunciar que en España la democracia es una farsa.
En ese punto está una sociedad civil que está despertando, y en honor a esa «verdad política», está empezando a llamar a las cosas por su nombre y denunciando, en esta mal llamada democracia, la falta de libertad para elegir representante (en el Legislativo) y para elegir quien les gobierne (en el Ejecutivo), porque la separación de poderes es una quimera.
Es la misma sociedad civil que detecta y sabe de sobra que la independencia judicial brilla por su ausencia, sobre todo cuando se trata de encausar a quienes nombran a sus «jefes». Como será la conciencia de este hecho que ya desde los años 80’s un personaje público se atrevió a proclamar “la justicia es un cachondeo”, ante el escándalo farisaico de opinadores profesionales políticos protegidos por aforamientos varios.
No hay mayor prueba de esa falta de representación política y esa falta de división de poderes que el que pasada una semana de las votaciones todavía no se sepa quién será el Jefe del Gobierno porque los partidos tienen que hacer sus componendas, que son los que realmente tienen el poder en esta partidocracia.
Afortunadamente este 23J en Madrid nos reunimos miles de ciudadanos, como hemos explicado en el artículo anterior sin ser convocados por un partido político sino por una asociación civil, en la Plaza de las Cortes a exigir límites y control a los políticos.
Gente de toda ideología, de toda condición social, de toda creencia… al grito de “Libertad”, no sólo para ellos sino para todos. La primera vez en la historia de España que esto ocurre el día de las votaciones.
Sin ser convocados a vitorear a un jefe de partido al grito de ¡presidente, presidente, presidente! a quien todavía no ha votado nadie, ya que como mucho unos pocos lo han votado para ser Diputado en la provincia por la que se ha presentado.
Tampoco fueron convocados por otros partidos a lamer las heridas de los líderes con menor número de escaños en unos comicios en los que todos se declaran ganadores, y en alguna medida lo son, ganando su escaño y prebendas para ellos, sus amigos, parientes y conocidos por un periodo de tiempo más.
Una pregunta se hizo en ese acto en voz alta “¿Habéis votado?” y una respuesta clamorosa de una gran parte de los asistentes, la mayoría: “Nooooo”.
Cada uno por muchos motivos, con distintas acciones para evidenciar la importancia de no votar, como la del compañero Arturo quien ha tenido que sufrir las risas en las redes de quienes todavía no entienden para que vale su gesto valiente o se oponen frontalmente porque viven del invento.
No cabe en muchas cabezas que alguien no vote porque su pensamiento no llega a analizar los mantras en los que se fundamentan sus acciones: si no van a salir “los otros”, si no “no te puedes quejar”, si no “no eres un buen ciudadano”. En nuestro canal tienen ustedes explicaciones y motivaciones suficientes por las que no votamos.
No somos los únicos, si tienen ustedes tiempo, les recomiendo que vean las explicaciones que dan estos ciudadanos anónimos, pero como dice el autor de este reportaje, Mario “ son cosas que hay que contar y las ha contado” 23J, Libertad y democracia // ENTREVISTAS EN RUTA – YouTube. Un reportaje en el que un amigo a quien se lo envié detectaba la gran “ilusión por cambiar las cosas”.
¿Abstenerse para cambiar las cosas?
Sin entrar en grandes teorías ni explicaciones raras, una imagen vale más que mil palabras.
Observen ustedes lo que ocurre en el Parlamento Español tras estas votaciones del 23J. Todos hacen cábalas y cambalaches para ver quien se hace con el Ejecutivo. No sólo cuentan los votos a favor o en contra. Están muy pendiente de las abstenciones ¡Más que nunca!. ¿Entonces la abstención de los políticos sí cuenta pero las de los electores no?
Paradójicamente la formación de un gobierno para más de 40 millones de españoles depende de los votos de casi 400 mil que con sus votos han conseguido 7 diputados.
Lo llaman Democracia pero es Paridocracia.
José Manuel Vidal Villacampa
Deja una respuesta