El día siguiente a la jornada del 23J un amigo me decía sobre los resultados: “me gustaría saber tu análisis”.

Es normal esa pregunta quienes están perplejos porque los resultados de las encuestas realizadas para medios de comunicación afines a la propia ideología difieren con mucho de la realidad del recuento. También difieren bastante las previsiones de las propias cámaras de eco de uno u otro bando en las que nos metemos con tal de sentirnos grupo.
Ante esa cuestión yo pensé en responder que no soy “analista político”, ni tengo todas las claves para descomponer en elementos el resultado de las votaciones ni compararlo con valores objetivos para detectar síntomas y poner soluciones, como si de un análisis de sangre se tratara, por ejemplo.
Lo que sí puedo analizar perfectamente es algo que ocurrió el 23J y que viví por dentro y conozco de primera mano.
Se trata de la primera vez en 45 años que en España se realiza una convocatoria a los ciudadanos tras el cierre de los colegios electorales.

La convocatoria de la Junta Democrática de España con el lema “Juntos Por…” completado en la comunicación a la Delegación de Gobierno y al Ayuntamiento con dos motivos  “por la libertad y la democracia” tras los intentos de prohibición por la Junta Electoral hasta dos días antes, y los palos en las ruedas y amenazas por parte del Ayuntamiento de Madrid y sus “burócratas” negociados de Eventos.

Fue una convocatoria a ciudadanos que no iban a aplaudir al ganador de unas votaciones ni gritarle “¡Presidente, Presidente, Presidente! Tampoco a los demás ganadores en mayor o menor medida. Yasabemos que esa noche todos dicen que han ganado, aunque la gente crea que han perdido. La pura realidad es esa: todos se han colocado de nuevo a vivir de nuestro dinero una temporadita más, por lo menos.

La convocatoria “Juntos Por” estaba apoyada por personajes de sobra conocidos por su actividad en RRSS y/o prestigio profesional: Pedro Baños, Roma Gallardo, Inocente Duque, Doctor Gaona, Aitor Guisasola, Santiago Armesilla, Alberto Iturralde, Manuel Hernández, Rubén Gisbert… La gran mayoría presentes también en el acto, un par de ellos ausentes por causa de fuerza mayor y uno representado. 

La gran mayoría subieron a decir unas palabras precedidos de ciudadanos de a pie, desconocidos, elegidos de entre el público sin avisarles previamente, que sin prepararse un discurso salieron a hablar tan convencidos y comprometidos con las ideas de la “Libertad y la Democracia” como las “grandes figuras” que se anunciaban en el cartel.

A periodistas de la agencia EFE y otros medios, más bien extranjeros, que se dejaron caer por allí y preguntaban a quienes veían al lado del camión intentando montar un decorado, les explicamos de que trataba el evento. Incluso con los gráficos del famoso díptico explicativo, “para que podáis informar bien” les dijimos. Alguno les indicó: “toda esta gente que veis sabe de sobra a qué viene, podéis acercaros y preguntarle a cualquiera.

Las redes sociales, los medios de comunicación y los seguidores están muy bien para medir visualizaciones, tiempos de permanencia en un video y rentabilizar los mensajes. Pero todo eso se puede hacer desde un sillón. Una vez concienciados y convencidos hay que dar un paso más y es “realizar algo” no basta con escribir o replicar en twitter o dar un “me gusta”. 

Las “decenas que estaban presentes, según un medio que se desacredita por sí mismo a confrontarlo con las imágenes reales, estaban formadas por españoles que salen a las calles con frecuencia, hablan pacíficamente con sus convecinos y quienes quieran escucharlos y promueven algo que no es sólo en beneficio propio: La libertad política de todos, que D. Antonio García Trevijano popularizó como “Libertad Colectiva”.

Los verdaderos protagonistas de ese evento fueron quienes lo dieron todo desde semanas antes: contratando autobuses, repartiendo panfletos y hablando en las calles y plazas, pegando carteles, escribiendo en twiter, hablando con sus familiares, amigos, conocidos, haciendo kilómetros en autobuses o compartiendo coches sin que nadie les pague bocadillos ni gasolina a manera de “forofos políticos de partido”.

Los allí presentes no buscaban otro protagonismo que el del pueblo español para tomar el poder que le han arrebatado y les corresponde por derecho para designar a quienes deben hacer las leyes que les obliguen y a quienes tengan el deber de hacerlas cumplir. Fueron éstos quienes se encargaron de promover entre sus contactos e ir acompañados por personas que querían saber por qué nos reunimos el día de las votaciones y no estamos pendientes de las tertulias televisivas que llevaban 45 años contándonos “la misma historia”.

Los allí presentes dieron un paso más hacia una meta que no es imposible, ni una utopía, una meta que se llama Libertad, la libertad de uno frente al poder político, la libertad de elegir y poder ser elegido, la libertad de saber que la ley será igual para todos cuando no haya injerencias políticas en el poder judicial.

Una libertad que se consigue con hombres y mujeres libres sin enfrentamientos, a pesar de opiniones diversas.

Una libertad que se consigue pudiendo expresarse con respeto al pensamiento del otro.

Una libertad que se contagia y se puede medir también en el número de asociados a organizaciones que crecen imparablemente, aunque no al ritmo que a los impacientes les gustaría.

La historia juzgará si fue útil o no la reunión del 23J en la Plaza de las Cortes con ciudadanos implicados en la política hasta las trancas, pero fuera de los partidos pagados y subvencionados con el dinero de todos de esta partidocracia, reclamando límites y control a los que se llaman a sí mismos “representantes públicos”. 

Los efectos inmediatos han sido que había gente nueva, asociados nuevos que buscaban a los delegados provinciales para preguntar cómo colaborar. A los asistentes les sirvió para recargar fuerzas y animarse en el trabajo que llevan ya un par de años realizando, aunque unos les silencien y otros puedan ridiculizarles… Sólo falta ya el paso siguiente que se atribuye a la frase de Gandi: “cuando te ataquen, entonces habrás ganado”.

Los verdaderos protagonistas del 23J en la Plaza de las Cortes no fueron quienes hablaron desde el camión sino quienes vinieron de lejos, algunos dejándose horas y preocupaciones por llenar autobuses, incluso si no los pudieron completar, quienes compartieron coche, quienes sujetaron con bridas unos carteles reciclados ya varias veces para montar un escenario lo más «apañao» posible, quién compro un altavoz de su bolsillo, o una cinta americana, quién compró agua para que bebieran los que trabajaban bajo el sol intenso todavía de las 8 de la tarde de julio, o se dedicó a acoger a quienes venían de otras provincias saludándoles como si se conocieran de toda la vida… En mi retina están tantos y tantos casos que no puedo relatar en este artículo.

Ese ambiente no se puede describir con palabras escritas pero fue un ambiente real que quien estuvo presente pudo palpar por sí mismo. No deja de ser el mismo ambiente que tenemos en las acciones que realizamos por toda la geografía española cada fin de semana, y a veces también entre semana, que suele terminar con las cañas democráticas en las que, como poco, se habla de la disponibilidad de unos y otros para  la acción siguiente.

Si hubiera que decir algo para mejorar sería el multiplicar las acciones. Las redes nos dan visibilidad, pero lo que tenemos que hacer visible es la realidad que hay entre nosotros y la aspiración de Libertad que cada uno tiene. Son este tipo de personas y de acciones a quienes tenemos que hacer cada día más visibles.

Las caras de oradores y los nombres de los carteles son una minucia cuando se pretende la Unidad.

José Manuel Vidal Villacampa