Libertad, libertad, libertad…
Hacía más de 45 años que no se escuchaba este grito unánime en las plazas y calles de España.
Cuando se gritaba en los años 70s iba junto a otras dos peticiones: Amnistía y Estatuto de autonomía.
De estas peticiones hubo dos amnistías y casi 20 estatutos de autonomía.
Y… ¡Cómo no! Las libertades también se nos concedieron en plural, libertades concedidas sí pero la Libertad nunca la conquistamos.
Entonces, si nos dieron más de lo que pedíamos ¿Por qué la gente sigue gritando libertad?
Gritan libertad personas mostrando un rosario ante empleados que sólo saben hacer caso a sus jefes de una determinada facción gubernamental.
Gritan libertad policías asociados a una organización civil que lleva la Libertad en su nombre y que según su presidente no deberían existir en una democracia.
Gritan libertad agitadores indignados por decisiones ilegítimas, aunque legales, de políticos corruptos que son capaces de vender a su madre por conseguir el poder.
Gritan libertad asociaciones civiles de todo tipo: de abogados, de jueces, de agricultores y ganaderos, del sector del transporte …
Libertad, libertad, libertad …
El grito de libertad cada día es más imparable en un país que se silencia al disidente, al que no bebe los vientos de poder establecido se le condena al ostracismo, se le ridiculiza, o se le eliminan los pocos medios que aún quedan en donde pueda alzar su voz y expresarse.
El grito de Libertad se repite ante el monopolio legal de la violencia indiscriminada, ejercida por quienes prefieren ser sicarios del poder a jugarse su plato de lentejas frente a mandos que les dejarán a los pies de los caballos a la primera de cambio y como ratas serán los primeros en huir del barco.
Está bien que se extienda ese grito de Libertad por todos los rincones de la piel de toro, pero quienes piden libertad tienen que empezar a pensar en las causas que nos impiden conquistarla, ningún ser humano nos la concederá nunca, en caso que algún libertador viniese lo que nos conceda no será Libertad.
Quienes ejercen violencia contra quien se manifiesta pacíficamente, aunque no tengan «los permisos administrativos» para ejercer un derecho fundamental, deberán reflexionar si la «obediencia debida» les compensa para deshumanizarse frente a sus conciudadanos.
Cuando unos y otros seamos coherentes con nuestras conclusiones y dejemos la disidencia de sofá, saliendo un día sí y otro también a exigir la Libertad ante nuestros conciudadanos…
Tal vez entonces conquistemos la tan ansiada Libertad.
José Manuel Vidal Villacampa
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