Campo o ciudad
Reflexiones sobre esta España desolada
Yo tuve la suerte, no sé, o la desgracia de nacer en la ciudad. Lo que sí sé y tengo claro es que tuve la suerte de pasar tres meses al año en el campo.
He visto la cosecha del trigo, de los garbanzos, de la hierba, de las patatas… todo al modo antiguo, doblando la espalda. He visto nacer terneros, cabras, ovejas, gatos… He participado de la matanza del cerdo y hemos sacrificado a la gallina que por edad no ponía huevos para celebrar el día de fiesta.
Mis abuelos, con sus huertos y su ganado. Mis padres, que emigraron de esas tierras para darnos una mejor vida. ¿De dónde venimos?
¿Sabe la gente de dónde venimos?. No era grato ni sencillo, pero es nuestra historia, somos nosotros.
Todo eso, señores, se está perdiendo. Ya no hay huertos, tierras cultivadas, rebaños, cañadas reales que se usen, trashumancia… el sector primario, nuestra historia, nuestros abuelos, están muriendo y no hacemos nada.
Están aniquilando todo lo que somos, lo que fuimos…
No se puede uno gastar X en una plantación o en una cabeza de ganado y venderlo por X-2. Ya no es que uno pueda o no trabajar por amor al arte, es que tenemos la mala costumbre de comer varias veces al día.
Y mientras… el campo muere. Llegará un momento en que un dron podrá cruzar España de panel solar en panel solar, porque ardillas y árboles, señores, no quedan.
Desolación, pueblos vacíos, huertos para el monte.
Nuestra historia perdida.
¿Y a dónde vamos? Os podría vaticinar unas cuantas cosas de hacia dónde vamos, pero me gustaría que pensarais un poco por vosotros mismos… Pensad a dónde queréis ir, cuál queréis que sea vuestro futuro y el de vuestros hijos. Pensad muy bien lo que haréis pero ser conscientes de que mientras estáis pensando… España se muere.
¿A qué esperamos?
Solo el pueblo salva al pueblo.
Luis Ortega Rodríguez
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